Antes de ser colilla muerta y reseca
había sido pitillo incandescente.
Pero ¿Por qué diablos se le ocurrió
colarse por una fotografía en blanco
y negro, en el lugar exacto donde estaba
la cara? ¿Quién la sujetó con esas intenciones,
buenas o malas? Poco importa. Me quedo mirando
el clisé borroso y me imagino el rostro de la bella
desvanecida. Me ayuda el orillo ennegrecido. Me lo
imagino de peinado moreno y lacio, ojos grandes,
semblante apaciguado. Y por un curioso movimiento
de inversión, desaparece el entorno y me sonríe
el rostro.