Fue una cena sencilla,
de paredes claras i hogar
llameante. Platos delicados
de paredes claras i hogar
llameante. Platos delicados
y vinos olorosos. En un momento,
sin que se te viera, nos serviste
una sopa de setas humeante.
Lenta, la cuchara iluminaba sendas
caras y ritmaba la conversación.
Hablamos de todo. Sobre las doce,
se me tragó la noche, de lluvia
inhóspita. Dentro de mí, brillaba
la llama apacible de una sopa de setas.