Barriendo el pasillo,
di con una lentejuela
diminuta, brillante:
di con una lentejuela
diminuta, brillante:
era un corazón violeta,
caído del peinado rubio
de mi hija o del abeto.
Dejé de barrer y me senté,
recordando horas felices, o
inventándomelas. ¿Qué más da?
Se me cayó de las manos
o lo descuidé. Lo cierto
es que me lo perdí.
Para imaginármelo luego o,
cual un guiño embustero,
para ofrecértelo mejor.