mercredi 15 février 2017

Desalmohadado

Me quitaste la almohada
de encima. A aquellas
alturas de la noche,

me había dormido hondo,
soñando con las angelitas.
Te metiste a mi lado,

nos acariciamos, la noche
sabía a aurora y naranja
recién cortada, rezumando

zumo, vida y sangre. Dejamos
de hablar, dejamos la palabra
a las manos, a las piernas,

a las bocas hambrientas. Saliva
con olor a pino silvestre, a
hojarasca recién pisada.

¿Cuánto tiempo duró?
No te lo podría decir.
¿Una hora, unos minutos

o una vida despejada
pero nunca desesperada?
Quédate dormida, que me vuelo.