Me gusta el silencio de la noche,
el preciso momento cuando te preparas
al sueño y todavía no estoy despierto.
Me gusta perder las manecillas de la pared
de relojes que unen el mundo con el pretexto
de dividirlo.
Me gusta tu silencio, la preparación de un
evento lejano y que te absorbas entera
cuando ya no te has dormido.